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Antropología en y sobre Cuba: miradas plurales
Núm. 30 (2022)Picota / Editorial
El número 30 de Perfiles de la Cultura Cubana gira fundamentalmente en torno a la antropología y sus aportes al conocimiento de la realidad social y cultural.
Durante su preparación, lamentablemente, ocurrió el deceso de nuestro querido colega, el máster en Antropología Rodrigo Espina Prieto, vicedirector de investigaciones del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, de quien, precisamente, se incluye un artículo en el dosier «Antropología en y sobre Cuba: miradas plurales».
Rodrigo era un hombre apasionado. Una de sus pasiones, en particular, tuvo mucho que ver con esta disciplina: dedicó grandes esfuerzos a fomentar el debate en torno al reconocimiento de su papel y su legitimidad en el concierto de las ciencias sociales cubanas. Vaya entonces, este número, como tributo a su memoria.
El dosier presenta, a muy pequeña escala, y centrado en Cuba, un panorama de la vastedad de una ciencia que pretende explorar al hombre y su diversidad cultural en cualquier tiempo y espacio. Así, tres trabajos se remiten al pasado, mostrando, de paso, la contribución del pensamiento antropológico a la forja de la nación cubana.
En el primero, Osmara Mesa Cumbrera recorre algunos textos de Francisco de Arango y Parreño desde una mirada otra, que rescata la importancia de la obra de este representante del reformismo ilustrado cubano como fuente y fundamento para el desarrollo de la disciplina en la Isla y, en particular, como preámbulo de una antropología económica. Como demuestra la autora, en Arango y Parreño priman análisis económicos comparativos, cuasi etnográficos, que no obvian aspectos sociales y culturales que enriquecían la comprensión de los procesos productivos por él observados.
En el segundo, Marcos Antonio Tamames Henderson explora la camagüeyanidad en un temprano texto de una de las figuras cimeras del siglo xix cubano: el enciclopedista Antonio Bachiller y Morales. Partiendo de discutir la legitimidad de considerarlo un texto «etnográfico», se recorren las descripciones del viaje al entonces Puerto Príncipe que realizara el joven Bachiller, publicadas en 1838-1839, y las enmarca en el reconocimiento del territorio insular como una entidad, como parte de los procesos de consolidación de la naciente nacionalidad.
Sergio Valdés Bernal, por su parte, ofrece una visión de la sociedad cubana decimonónica a través del Diccionario provincial de Esteban Pichardo y Tapia ([1836] 1875), quien documenta esa importante etapa evolutiva de lo que sería nuestra lengua nacional, evidenciando el proceso de diferenciación entre el español impuesto por los colonizadores y el fraguado por la criollización. Al decir de Valdés Bernal, Pichardo creó patria al establecer la forma escrita, la pronunciación y el significado de la mayoría de las palabras que iban conformando el fondo léxico de la modalidad cubana de la lengua española, soporte idiomático de nuestra cultura e identidad.
Los siguientes dos artículos se dedican a un tema clásico de los estudios antropológicos: el de la religión. Sin embargo, esquivan la centralidad habitual de las creencias de origen africano. Una colega francesa con trabajos de larga data en la Isla, Emma Gobin –cuyos estudios anteriores estuvieron dedicados, precisamente, a las religiones afrocubanas–, presenta un cuadro socio-histórico de los modos de inserción y difusión del New Age en la Cuba contemporánea. Partiendo de la caracterización del contexto en que gana auge –en el cruce de circulaciones globales y locales, imbricadas con dinámicas de cambio social–, expone las tendencias y particularidades de este complejo fenómeno sociorreligioso en el caso cubano, cuestionando, desde un enfoque comparado, algunas afirmaciones admitidas comúnmente en la literatura sobre New Age.
A su vez, el holguinero Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández analiza las tendencias y características del pentecostalismo en la región norte oriental de Cuba, haciendo énfasis en los elementos de transculturación con tradiciones mágico-religiosas y práctico-ilusorias provenientes de creencias heterodoxas de la religiosidad popular, como son la oralidad, la sanidad divina, el exorcismo y otros. No obstante, también revela la ambigüedad de la relación, simbiótica o dicotómica, entre las «viejas» tradiciones y los procesos de resemantización identitaria que implica la conversión pentecostal, enunciando sus impactos en lo sociocultural.
Por último, el artículo de Rodrigo Espina Prieto aborda un tema relativamente poco privilegiado, sobre todo entre los estudiosos locales, a pesar de su importancia teórica y práctica: los juegos. De ahí lo atinado de aproximarse a las propuestas conceptuales y paradigmas elaborados para su comprensión y para la valoración de su impronta en el desarrollo del hombre y la cultura. Un recorrido que desemboca, en la transfrontera entre pedagogía y antropología, en un llamado a plantear la cuestión de los juegos infantiles tradicionales, su ruptura y posible continuidad, a la luz de su intervención en los procesos de identidad cultural.
La sección Oficios presenta otros tres trabajos. El primero, de Paulette A. Ramsay y Erick Mendoza Barroso, está dedicado a la poesía feminista ecuatoguineana, en particular a la obra de las poetisas María Nsué y Raquel Ilombé. Desde el análisis de una selección de sus poemas, se muestra como estas autoras develan la desgarradora situación de doble discriminación de la mujer africana y su llamado a despertar y configurar una conciencia de rebeldía, autorreconocimiento y emancipación colectiva.
En cuerda similar, María Antonia Miranda González nos acerca, a través de un paralelo entre textos del conocido poeta y ensayista Juan Marinello y de la también poetisa, periodista y activista social Mariblanca Sabás Alomá, al feminismo republicano y las luchas, casi desde los propios albores de la República, «por la emancipación moral, legal y social de la compañera del hombre, redimiéndola de su condición de esclava, para elevarla a la categoría de persona consciente».
Yanet Moya Torres, por su parte, repasa la sistematización de experiencias como teoría, metodología y práctica participativa que persigue perfeccionar programas o proyectos de transformación social. Partiendo del abordaje latinoamericano del tema, con énfasis en las propuestas del sociólogo y educador popular Oscar Jara, arriba al examen de procesos similares en Cuba, subrayando la necesidad de fomentar la reflexión crítica y participativa sobre la experiencia vivida en nuestras prácticas socioculturales y educativas.
La sección Arsenal rinde homenaje al antropólogo ruso Eduardo Alexandrenkov, en su 85 cumpleaños, incluyendo, excepcionalmente, tres trabajos. El primero, de la coordinadora de este esfuerzo, presenta a este, sin dudas, el más fuerte especialista ruso en historia y etnografía del periodo prehispánico antillano y en los procesos étnico-nacionales en Cuba, como lo evidencia el amplio listado de publicaciones que ha dedicado a esos temas.
El segundo es la traducción de uno de sus últimos escritos, aparecido en 2021, donde rinde homenaje, a su vez, a sus colegas cubanos Manuel Rivero de la Calle y Ramón Dacal.
El tercero, por último, recoge las memorias de quien fuera, entre 1986 y 1987, jefa del Departamento de Etnología del entonces Centro de Arqueología y Etnología (el actual Instituto Cubano de Antropología), María Magdalena Pérez Álvarez. Ella valora el aporte de Eduardo al desarrollo del atlas etnográfico de Cuba, obra trascendental para la antropología y los especialistas de la mayor de las Antillas, en la que este desempeñó un rol protagónico ineludible.
En la sección Lamparilla se ofrece «Entre histoire de la nation et histoire de l'anthropologie: dialogues Cuba-Haïti», reseña de Elisabeth Cunin al libro Cuba-Haïti: Engager l’anthropologie. Anthologie critique et histoire comparée (1884-1959) (CIDIHCA, París, 2020). Escrita bajo la dirección de Kali Argyriadis, Emma Gobin, Maud Laëthier, Niurka Núñez González y Jhon Picard Byron, esta obra trinacional, en palabras de Cunin, es a la vez una historia comparada de Cuba y Haití entre 1884 y 1959; un estudio del papel de la antropología en la construcción de la nación; un análisis de la cuestión racial; una reflexión sobre las antropologías del Sur; una historia de las antropologías sin historia; un conjunto de recursos pedagógicos para la enseñanza de la antropología; una ilustración de las lógicas de circulación caribeñas y mundiales; la presentación de trayectorias biográficas de intelectuales cubanos y haitianos; la puesta en escena de una metodología comparativa… Vale anotar que el libro cuenta con versión en español: Antropología sociocultural y construcción nacional en Cuba y Haití. Antología crítica e historia comparada (1884-1959), Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello / CIDIHCA, La Habana, 2021.
Inquisidor, por último, reproduce la entrevista que el periodista, crítico de arte y promotor cultural Fernando Rodríguez Sosa realizara a Rodrigo Espina Prieto en su espacio en Habana Radio, Mi libro preferido. En ella se revelan algunas de las otras pasiones de Rodrigo: la lectura y el idioma, el tema de las relaciones raciales en Cuba, y el del juego, al que dedicara, entre otros, el artículo suyo que en este número se presenta.
Niurka Núñez González
Coordinadora del número
Publicado: 2022-12