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  • Consumo cultural, itinerarios investigativos
    Núm. 31 (2022)

    Editorial / Picota   

    En 1998 se desarrolla la Primera Encuesta Nacional de prácticas culturales, realizada por el entonces Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana  Juan Marinello,  en coordinación con la Oficina Nacional de Estadísticas. Investigación que inicia el abordaje sobre Consumo cultural en nuestro contexto y su identificación como nivel legítimo de Participación social en la Cultura, así como el reconocimiento de su conceptualización y aplicación, como vía para explicar formas de relación de la población cubana con propuestas culturales. A su vez abrió una línea de investigación que en la actualidad se extiende a varias instituciones y universidades del país.

    Veinticinco años después, en la continuidad de investigaciones y espacios de socialización de resultados de esta naturaleza, el ICIC Juan Marinello convocó, en coordinación con los Estudios de Animación ICAIC y la Sociedad de Psicólogos de Cuba a un Taller de Consumo Cultural. Este contó con una pronta recepción de trabajos y disposición de participación de especialistas e investigadores de diferentes instituciones, lo que denota la vigencia de esta noción para el análisis de procesos socio-culturales. Resultado de esta experiencia es el presente Dossier que explicita la sección “Oficios”: «Consumo cultural: itinerarios investigativos», que muestra un amplio abanico de reflexiones y aplicaciones en temáticas diversas.

    Los artículos que aquí presentamos abarcan diferentes aristas: consumos audiovisuales y mediáticos, artísticos-literarios, relacionados con procesos sociales, relativos al uso de las Tecnologías para la Información y la Comunicación y aquellos manifiestos en ámbitos comunitarios a partir de su relación con espacios institucionales.

    De esta manera, los consumos audiovisuales y mediáticos están presentes en los trabajos: La primera infancia y el consumo audiovisual como actividad que favorece la transculturación (Uri Ponce, Annia Cano e Isabel Ríos),  El mundo audiovisual y el educador de la primera infancia (Katherine Rivera) y Consumo de Radio y Televisión ( Mónica Guillén ). Por otra parte, prácticas relacionadas con el arte se presentan en La música y los jóvenes: Una valoración desde Cienfuegos (Alegna Jacomino).

    Procesos sociales emergen en Identidad social de un grupo de Otakus en Cuba (Gabriela Guerra García y Daybel Pañellas), El consumo cultural en Cuba. Una mirada hacia los prejuicios raciales (Karelia Fernández) y Consumo cultural de un grupo de adultos en una comunidad en condiciones de vulnerabilidad social ( Katherine Liens, Honey Piedra y Pedro Emilio Moras).

    El texto «Las tecnologías de la información y las comunicaciones en la conformación de identidades de las juventudes cubanas actuales», de Gerardo Enrique Guevara, constituye un acercamiento al eje central de este número desde una visión sociocultural y el enfoque del uso de las tecnologías, que enriquece las agendas investigativas.

    La sección “Lamparilla” comprende la reseña del texto: «Infancias, Adolescencias y Juventudes cubanas. Repensando enfoques para su estudio», realizada por la especialista Natividad Guerrero, quien junto a la investigadora Elaine Morales, aunaron saberes colectivos para que la compilación viera la luz. El libro se presenta como bibliografía  imprescindible para interpretar las realidades juveniles en la sociedad cubana hoy.

    Fragmento del artículo Cultura y participación desde el desarrollo humano: instancias de innovación y ejes de cambio, es el escrito que propone la sección Arsenal. Una mirada esclarecedora y valiosa para comprender la interconexión de estas categorías de gran connotación para los estudios socioculturales.

    En la sección “Inquisidor, se encontrará una entrevista realizada por Rachel María Téllez y Lucía Bordón, al Máster Pedro Emilio Moras, desde su experticia en investigaciones sobre consumo cultural y (co)autor de disímiles libros y resultados investigativos relevantes para las Entidades de Ciencia y Cultura de nuestro país.

    Finalmente, completa este número, “Historiografía en el lente”, sección que estrenamos en nuestra revista y que, desde la entrega y el empeño de la pesquisadora Ana Vera Estrada, nos acercará en cada sección a interesantes y atinadas reflexiones de diferentes investigadores desde el matiz historiográfico, en pos de enriquecer nuestro saber. ¿Por qué Historia Cultural?, de su autoría, es el prolegómeno de sucesores artículos que, atrapará a los lectores desde el inicio y encauzará otras miradas, necesarias, desde el ámbito de las ciencias sociales.

    MSc. Pedro Emilio Moras Puig y MSc. Yeisa Sarduy

  • Antropología en y sobre Cuba: miradas plurales
    Núm. 30 (2022)

    Picota / Editorial

    El número 30 de Perfiles de la Cultura Cubana gira fundamentalmente en torno a la antropología y sus aportes al conocimiento de la realidad social y cultural.

    Durante su preparación, lamentablemente, ocurrió el deceso de nuestro querido colega, el máster en Antropología Rodrigo Espina Prieto, vicedirector de investigaciones del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, de quien, precisamente, se incluye un artículo en el dosier «Antropología en y sobre Cuba: miradas plurales».

    Rodrigo era un hombre apasionado. Una de sus pasiones, en particular, tuvo mucho que ver con esta disciplina: dedicó grandes esfuerzos a fomentar el debate en torno al reconocimiento de su papel y su legitimidad en el concierto de las ciencias sociales cubanas. Vaya entonces, este número, como tributo a su memoria.

    El dosier presenta, a muy pequeña escala, y centrado en Cuba, un panorama de la vastedad de una ciencia que pretende explorar al hombre y su diversidad cultural en cualquier tiempo y espacio. Así, tres trabajos se remiten al pasado, mostrando, de paso, la contribución del pensamiento antropológico a la forja de la nación cubana.

    En el primero, Osmara Mesa Cumbrera recorre algunos textos de Francisco de Arango y Parreño desde una mirada otra, que rescata la importancia de la obra de este representante del reformismo ilustrado cubano como fuente y fundamento para el desarrollo de la disciplina en la Isla y, en particular, como preámbulo de una antropología económica. Como demuestra la autora, en Arango y Parreño priman análisis económicos comparativos, cuasi etnográficos, que no obvian aspectos sociales y culturales que enriquecían la comprensión de los procesos productivos por él observados.

    En el segundo, Marcos Antonio Tamames Henderson explora la camagüeyanidad en un temprano texto de una de las figuras cimeras del siglo xix cubano: el enciclopedista Antonio Bachiller y Morales. Partiendo de discutir la legitimidad de considerarlo un texto «etnográfico», se recorren las descripciones del viaje al entonces Puerto Príncipe que realizara el joven Bachiller, publicadas en 1838-1839, y las enmarca en el reconocimiento del territorio insular como una entidad, como parte de los procesos de consolidación de la naciente nacionalidad.

    Sergio Valdés Bernal, por su parte, ofrece una visión de la sociedad cubana decimonónica a través del Diccionario provincial de Esteban Pichardo y Tapia ([1836] 1875), quien documenta esa importante etapa evolutiva de lo que sería nuestra lengua nacional, evidenciando el proceso de diferenciación entre el español impuesto por los colonizadores y el fraguado por la criollización. Al decir de Valdés Bernal, Pichardo creó patria al establecer la forma escrita, la pronunciación y el significado de la mayoría de las palabras que iban conformando el fondo léxico de la modalidad cubana de la lengua española, soporte idiomático de nuestra cultura e identidad.

    Los siguientes dos artículos se dedican a un tema clásico de los estudios antropológicos: el de la religión. Sin embargo, esquivan la centralidad habitual de las creencias de origen africano. Una colega francesa con trabajos de larga data en la Isla, Emma Gobin –cuyos estudios anteriores estuvieron dedicados, precisamente, a las religiones afrocubanas–, presenta un cuadro socio-histórico de los modos de inserción y difusión del New Age en la Cuba contemporánea. Partiendo de la caracterización del contexto en que gana auge –en el cruce de circulaciones globales y locales, imbricadas con dinámicas de cambio social–, expone las tendencias y particularidades de este complejo fenómeno sociorreligioso en el caso cubano, cuestionando, desde un enfoque comparado, algunas afirmaciones admitidas comúnmente en la literatura sobre New Age.

    A su vez, el holguinero Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández analiza las tendencias y características del pentecostalismo en la región norte oriental de Cuba, haciendo énfasis en los elementos de transculturación con tradiciones mágico-religiosas y práctico-ilusorias provenientes de creencias heterodoxas de la religiosidad popular, como son la oralidad, la sanidad divina, el exorcismo y otros. No obstante, también revela la ambigüedad de la relación, simbiótica o dicotómica, entre las «viejas» tradiciones y los procesos de resemantización identitaria que implica la conversión pentecostal, enunciando sus impactos en lo sociocultural.

    Por último, el artículo de Rodrigo Espina Prieto aborda un tema relativamente poco privilegiado, sobre todo entre los estudiosos locales, a pesar de su importancia teórica y práctica: los juegos. De ahí lo atinado de aproximarse a las propuestas conceptuales y paradigmas elaborados para su comprensión y para la valoración de su impronta en el desarrollo del hombre y la cultura. Un recorrido que desemboca, en la transfrontera entre pedagogía y antropología, en un llamado a plantear la cuestión de los juegos infantiles tradicionales, su ruptura y posible continuidad, a la luz de su intervención en los procesos de identidad cultural.

    La sección Oficios presenta otros tres trabajos. El primero, de Paulette A. Ramsay y Erick Mendoza Barroso, está dedicado a la poesía feminista ecuatoguineana, en particular a la obra de las poetisas María Nsué y Raquel Ilombé. Desde el análisis de una selección de sus poemas, se muestra como estas autoras develan la desgarradora situación de doble discriminación de la mujer africana y su llamado a despertar y configurar una conciencia de rebeldía, autorreconocimiento y emancipación colectiva.

    En cuerda similar, María Antonia Miranda González nos acerca, a través de un paralelo entre textos del conocido poeta y ensayista Juan Marinello y de la también poetisa, periodista y activista social Mariblanca Sabás Alomá, al feminismo republicano y las luchas, casi desde los propios albores de la República, «por la emancipación moral, legal y social de la compañera del hombre, redimiéndola de su condición de esclava, para elevarla a la categoría de persona consciente».

    Yanet Moya Torres, por su parte, repasa la sistematización de experiencias como teoría, metodología y práctica participativa que persigue perfeccionar programas o proyectos de transformación social. Partiendo del abordaje latinoamericano del tema, con énfasis en las propuestas del sociólogo y educador popular Oscar Jara, arriba al examen de procesos similares en Cuba, subrayando la necesidad de fomentar la reflexión crítica y participativa sobre la experiencia vivida en nuestras prácticas socioculturales y educativas.

    La sección Arsenal rinde homenaje al antropólogo ruso Eduardo Alexandrenkov, en su 85 cumpleaños, incluyendo, excepcionalmente, tres trabajos. El primero, de la coordinadora de este esfuerzo, presenta a este, sin dudas, el más fuerte especialista ruso en historia y etnografía del periodo prehispánico antillano y en los procesos étnico-nacionales en Cuba, como lo evidencia el amplio listado de publicaciones que ha dedicado a esos temas.

    El segundo es la traducción de uno de sus últimos escritos, aparecido en 2021, donde rinde homenaje, a su vez, a sus colegas cubanos Manuel Rivero de la Calle y Ramón Dacal.

    El tercero, por último, recoge las memorias de quien fuera, entre 1986 y 1987, jefa del Departamento de Etnología del entonces Centro de Arqueología y Etnología (el actual Instituto Cubano de Antropología), María Magdalena Pérez Álvarez. Ella valora el aporte de Eduardo al desarrollo del atlas etnográfico de Cuba, obra trascendental para la antropología y los especialistas de la mayor de las Antillas, en la que este desempeñó un rol protagónico ineludible.

    En la sección Lamparilla se ofrece «Entre histoire de la nation et histoire de l'anthropologie: dialogues Cuba-Haïti», reseña de Elisabeth Cunin al libro Cuba-Haïti: Engager l’anthropologie. Anthologie critique et histoire comparée (1884-1959) (CIDIHCA, París, 2020). Escrita bajo la dirección de Kali Argyriadis, Emma Gobin, Maud Laëthier, Niurka Núñez González y Jhon Picard Byron, esta obra trinacional, en palabras de Cunin, es a la vez una historia comparada de Cuba y Haití entre 1884 y 1959; un estudio del papel de la antropología en la construcción de la nación; un análisis de la cuestión racial; una reflexión sobre las antropologías del Sur; una historia de las antropologías sin historia; un conjunto de recursos pedagógicos para la enseñanza de la antropología; una ilustración de las lógicas de circulación caribeñas y mundiales; la presentación de trayectorias biográficas de intelectuales cubanos y haitianos; la puesta en escena de una metodología comparativa… Vale anotar que el libro cuenta con versión en español: Antropología sociocultural y construcción nacional en Cuba y Haití. Antología crítica e historia comparada (1884-1959), Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello / CIDIHCA, La Habana, 2021.

    Inquisidor, por último, reproduce la entrevista que el periodista, crítico de arte y promotor cultural Fernando Rodríguez Sosa realizara a Rodrigo Espina Prieto en su espacio en Habana Radio, Mi libro preferido. En ella se revelan algunas de las otras pasiones de Rodrigo: la lectura y el idioma, el tema de las relaciones raciales en Cuba, y el del juego, al que dedicara, entre otros, el artículo suyo que en este número se presenta.

    Niurka Núñez González

    Coordinadora del número

    Publicado: 2022-12
  • Núm. 29 (2021)

    Picota / Editorial

    La Revista Perfiles de la Cultura Cubana se complace en presentar su número 29, el cual transversaliza temas, disciplinas y dimensiones en las cuestiones que aborda.

    La sección Oficios inicia con el texto de “Mapeando saberes, debates y tensiones sobre la educación de los cuerpos. El caso del X Congreso Panamericano de Educación Física, Cuba 1986” de Pablo A. Scharagrodsky y Yoel Cordoví, quienes destacan, a raíz de dicho evento, algunos acuerdos disciplinares y las tensiones político pedagógicas sobre cómo conceptualizar las finalidades, las responsabilidades y las funciones de la educación física y los deportes en el mundo latinoamericano. Las autoras Fundora, Armas, Núñez y Torres en el artículo “Feminismo popular, antirracismo y lucha contra la heteronormatividad: profundizar la esencia emancipatoria del proyecto cubano” mapean experiencias de activismo feminista, anticapitalista, antirracista y contra la heteronormatividad, como forma de participación inédita en el contexto cubano.

    El texto de Yaniset Nuñez y Keyla Estévez ““Construyendo futuro”: Una experiencia participativa con adolescentes de la secundaria básica Luis Melian de San Miguel del Padrón” sistematiza la experiencia de un proyecto de transformación enfocado en el autoconocimiento, autodirección y en la participación activa de los adolescentes, tanto en la vida escolar como cotidiana.

    En “Prácticas cotidianas e infancias en Cuba frente al espejo del coronavirus” de Yeisa Sarduy y Anette Jiménez se reflexiona sobre la incidencia del contexto de pandemia en las rutinas diarias familiares en un grupo de infantes en edades de seis y once años.

    Las autoras Yunyelis Hernández y Mercedes Fonseca analizan las fiestas campesinas de Majagua y sus respectivos bailes en el texto “Tradición e identidad en el contexto campesino de las fiestas de Majagua. El Bando Rojo y el Azul”

    El artículo de Hamlet López, “Las relaciones públicas de las instituciones culturales cubanas a través de Facebook. Una aproximación a sus publicaciones e interacciones” aborda los niveles de actividad de publicación y la participación de la audiencia en una muestra de páginas del sistema institucional del Ministerio de Cultura en Facebook.

    Guillermo López con “La lucha guerrillera desde la revista Pensamiento Crítico: “crear dos, tres, muchos Viet Nam”” nos adentra en el impacto que tuvo la elección de Cuba como sede de la primera Conferencia Tricontinental en cuanto a la lucha ideológica y armada de los países oprimidos del Tercer Mundo.

    Dos artículos se refieren a política cultural: “Una reflexión sobre nuestro primer documento de política cultural en la Revolución Cubana” de Esther Suárez y “Aspectos para el análisis de las políticas culturales” de Pablo Argüelles. El primero examina el documento histórico “Palabras a los intelectuales” en su conexión con el contexto del momento y el segundo propone la categoría «entidades paraliterarias» como herramienta de análisis de las políticas culturales desde su concepción y ejecución.

    Termina la sección con el texto “El origen perdido de la homosexualidad” de Luis Robledo, el cual desarrolla un recorrido histórico por las concepciones que desde la psicología han tratado la homosexualidad masculina a lo largo del siglo XX.

    En la sección Lamparilla se reseña el libro digital “Escenas y consumos culturales de la música. Miradas diversas”, que, a juicio de Martínez, Campins y Expósito ofrece tres ejes analíticos relevantes para la sociología cultural; ellos son: consumos culturales e industria de la música; escenas musicales integradoras y géneros raigales y escenas musicales.

    La investigadora Ana Vera rescata para la sección arsenal “Mujeres, conocimiento y poder” de Constance Sutton, Susan Makiesky, Daisy Dwyer y Laura Klein, donde se explora el papel de las mujeres en territorios diferentes al mundo occidental (Marruecos, Tlingit y Barbados). El texto, inédito en español, supone además un homenaje a la antropóloga norteamericana Constance Rita Sutton (1926-2018), gran amiga y colaboradora de la Cátedra de Oralidad Carolina Poncet del Instituto de investigación cultural Juan Marinello.

  • Pensar la cultura desde las ciencias sociales
    Núm. 28 (2021)

    El número 28 de la revista Perfiles de la Cultura Cubana se enfoca en ciertos temas de la cultura y las políticas culturales cubanas.

    En la sección «Oficios» se presenta el dossier «Pensar la cultura desde las ciencias sociales» compilado por Mildred de la Torre y Ana Vera. Incluye siete artículos sobre aspectos relevantes del debate sobre la cultura cubana de hoy y de ayer, especialmente solicitados para esta publicación. Algunos de ellos retoman aspectos contenidos en las conferencias de un ciclo sobre teorías e historia de la cultura cubana, que auspició la Cátedra de Oralidad Carolina Poncet del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, entre finales de 2019 y principios de 2020.

    En «Imperativos éticos del ejercicio de la política en Cuba», la filósofa Olga Fernández aborda la correlación entre ética y política, ciertos aspectos del pensamiento fundacional de la Revolución y la importancia de la contención ética por parte de todas las esferas de la sociedad para lograr una convivencia armónica.

    Acerca de la «Cultura, interculturalidad e identidad: la modalidad cubana de la lengua española», tema del lingüista Sergio Valdés, se refiere a la polisemia del concepto cultura, al lugar que ocupó la formación de una modalidad cubana del español en el proceso de constitución de la nación y a la importancia actual del correcto uso de la lengua para conservar los valores identitario.

    «De la escuela-calabozo a la república escolar. Metáforas arquitectónicas en Cuba, 1793-1902» propone una singular mirada del historiador Yoel Cordoví sobre las construcciones metafóricas que desde el siglo XVIII hasta la primera mitad del XIX designaron el espacio escolar y sus funciones. El artículo aborda además otras metáforas recurrentes todavía a inicios del siglo XX.

    Con su «Presbiterianos en la cultura cubana: una lectura pendiente», la historiadora Yoana Hernández centra su estudio en los diálogos que la comunidad presbiteriana sostuvo con la realidad republicana durante la primera mitad del siglo XX. La manera en que ellos entendieron las relaciones entre cultura, política y economía le merece particular atención.

    La culturóloga María Isabel Landaburo nos advierte sobre la importancia de potenciar las dinámicas relacionales generadas por las políticas culturales, particularmente su gestión en las ramas de la creación artística y el patrimonio, en «Política cultural pública en Cuba ¿qué dinámicas relacionales necesitamos?».

    En «Vínculos intelectuales y política cultural. Avatares de la Dirección de Cultura en Cuba (1934-1945)», la historiadora Malena Balboa analiza iniciativas culturales desarrolladas por la dirección de Cultura entre 1934 y 1945 y particularmente la labor de su director, José María Chacón y Calvo, conjuntamente con una red de colaboradores empeñados en dar respuesta a necesidades planteadas por diversos sectores de la sociedad de su tiempo.

    Cierra el dossier la historiadora de la cultura Jorgelina Guzmán con su estudio «Una mirada a los vínculos del PSP con la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo», donde resalta cómo los comunistas de la República aprendieron a valorar la eficacia social del arte, la cultura y los medios de comunicación en la función pública en tanto agentes de

    transformación. El artículo profundiza en el vínculo poco estudiado entre ambas instituciones.

    Otros tres artículos completan la sección «Oficios». Marcos A. Campins, Elpidio Expósito y Alicia de la C. Martínez se acercan a las razones que hoy identifican a Santiago de Cuba como ciudad de la música. María de L. Reynó propone un marco conceptual para el estudio de los públicos de los museos, enriquecido por los modelos teóricos y las dimensiones de análisis elaborados. Por último, Silvia T. Hernández y Yanela Hernández valoran la programación cultural del verano 2020 en la provincia de Matanzas, bajo las condiciones de pandemia.

    En la sección «Lamparilla» Ana Vera reseña el ciclo de conferencias que inspiró este número, con la intención expresa de contribuir a actualizar la información acerca de las investigaciones actuales sobre la política cultural y la cultura cubana. En su reseña de los temas abordados se destaca a los que transversalizaron las presentaciones y debates: la justicia social, la creatividad, la importancia del diálogo con la sociedad, el valor de conocer el pasado para proyectar el futuro, el carácter de la lengua como producto cultural y el de la educación como herramienta para la formación de valores. También se resalta la necesidad de actualizar las agendas de investigación cultural y la urgencia de aportar resultados para la transformación social.

    La sección «Inquisidor» incluye una entrevista de Rubén Padrón a Mildred de la Torre, miembro titular de la Academia de Ciencias de Cuba con una amplia trayectoria en investigaciones sobre la historia cultural y la política cultural de la Revolución Cubana. En lugar de una entrevista formal, se ofrece al lector un texto con matiz ensayístico sabiamente organizado, donde se integran orgánicamente respuestas y preguntas. Varios son sus ejes: el peso insuficiente de la

    investigación en el diseño de las políticas culturales, el lugar que corresponde a la ciencia en los estudios culturales, la polisemia del binomio cultura-identidad en la configuración de las políticas públicas, y el vínculo siempre polémico entre la política cultural centralizada y la intelectualidad. Todo ello contribuye a interrogar a las políticas actuales y a reflexionar sobre los retos futuros de la Revolución.

    La sección «Arsenal» se compone de dos textos singulares: la transcripción íntegra de la conferencia inaugural de la doctora Graziella Pogolotti en la apertura del ciclo de conferencias y una emotiva evocación del inolvidable ministro fundador, Armando Hart.

    La doctora Pogolotti aborda importantes debates conceptuales alrededor de la cultura y sus políticas, en un recorrido que abarca desde consideraciones sobre la ambigüedad del término hasta la incidencia determinante de los contextos. En ese sentido logra un acertado balance crítico de la trayectoria de la política cultural cubana, antes y después de 1959.

    El texto sobre Armando Hart cierra el número con un balance equilibrado de los principales hitos de la vida y obra del fundador de la política cultural de la Revolución Cubana.

  • Panorámicas sobre el consumo de cine y audiovisuales en la Cuba de hoy
    Núm. 27 (2020)

    Picota / Editorial

    El número 27 de la revista Perfiles de la Cultura Cubana se enfoca en el tema del audiovisual y el cine, desde la dimensión del consumo cultural. También, y en menor medida, aborda otros campos de la cultura, tanto en sus públicos como en el funcionamiento institucional.

    En la sección «Oficios» se presenta el dossier «Panorámicas sobre el consumo de cine y audiovisuales en la Cuba de hoy» con una compilación de seis artículos, a través de los cuales es posible percibir una amplia variedad de opciones en el consumo de diferentes productos audiovisuales. El lector o lectora que transite por estos textos encontrará un interesante recorrido que va desde las particularidades de un público específico que asiste al Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, pasa por diferentes periodos etarios e involucra a los padres como mediadores del consumo, hasta llegar finalmente a las oportunidades y desafíos de quedarse en casa en tiempos de Covid-19.

    El artículo «Los públicos del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano: un acercamiento más allá de cifras y datos», de las autoras Cristina Betancourt, Maricela Perera y Yanet Morejón, expone la pertinencia y sistematicidad de los estudios de público. Sus resultados permiten conocer las preferencias del consumo cinematográfico, así como ofrecen la posibilidad de elaborar perfiles de los espectadores asistentes al mayor evento de cine en Cuba.

    «El uso de los audiovisuales desde las primeras edades» es un artículo que muestra las preocupaciones por una iniciación consciente y estimuladora en el consumo audiovisual que realizan los más pequeños del hogar. Su autora, Odet Noa, se propone identificar las potencialidades y debilidades en torno al aprovechamiento del audiovisual infantil como medio de desarrollo. Su trabajo muestra los resultados de la exploración realizada en relación con el acceso a dispositivos tecnológicos y el uso de audiovisuales por niñas y niños cubanos de la primera infancia.

    A continuación, el artículo «La formación de padres como mediadores del consumo audiovisual infantil: un recorrido teórico crítico para el diseño de nuevas estrategias», de Yanet Morejón, se interesa por enfatizar en la necesaria participación del adulto en el consumo audiovisual que realizan los niños en el hogar. Su recorrido teórico- metodológico sirve de sustento para favorecer una formación de padres más singular, que tenga en cuenta la dinámica del hogar, sus posibilidades e intereses para participar activamente en el consumo de sus hijos.

    En el artículo «Consumo de videojuegos en escolares habaneros», Nilza González y sus colaboradores se proponen realizar una caracterización del consumo de videojuegos en un grupo de estudiantes habaneros de la enseñanza primaria. Las perspectivas de niños y madres enriquecen los resultados, permiten identificar que el principal motivo del consumo de videojuegos es el entretenimiento y la diversión; a su vez, la mediación del adulto resulta insuficiente.

    La autora Glorianna L. Rodríguez propone distintas «Miradas al consumo cultural desde las prácticas de adolescentes transgresores de La Habana». Este artículo presenta una caracterización de las prácticas de consumo cultural de un grupo de adolescentes transgresores de La Habana. Los resultados se asocian a compartir con los amigos, ir a fiestas, ver series temáticas de narcotráfico o mafia, del paquete semanal y escuchar música de reggaetón.

    Ya finalizando el dossier puede encontrarse el texto «Quedarse en casa y consumo de audiovisuales: oportunidades y desafíos», de la autora Maricela Perera, quien se interesa por los efectos de la Covid- 19, particularmente en dos esferas: las industrias cinematográficas y los hábitos de consumo en el hogar. En el artículo se problematiza sobre las transformaciones en el sector audiovisual, así como en los medios y audiencias cubanas dentro de los propios hogares, marcando nuevas significaciones dadas por la pandemia.

    Otros trabajos completan la sección «Oficios». Honey Piedra Sarría expone los resultados de la investigación acerca del consumo artístico-literario de adolescentes de Centro Habana. Elaine Morales muestra los desafíos que enfrentan algunas institucionales del Mincult en la formación cultural de adolescentes y jóvenes, así como en la satisfacción de sus necesidades culturales. López y Drake reflexionan sobre las posibilidades de la prospectiva como herramienta clave para la planificación estratégica de las instituciones, así como los requisitos necesarios para su ejercicio en el campo cultural cubano. Por último, Fernández Otaño destaca los nexos entre la Compañía de Jesús y la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana en el período 1853 – 1933, para develar la formación de muchos hombres de la ciencia nacional.

    Se ubica en la sección “Lamparilla” la reseña realizada por Maricela Perera sobre el texto «El cine en vivo y sus técnicas» de Francis Ford Coppola. La autora invita a su lectura a partir del estilo ameno de Coppola para articular vivencias con pensamientos; y desembocar en un concepto de cine en vivo, sus técnicas, ventajas y limitaciones.

    La sección “Inquisidor” incluye la entrevista de Gloria E. Argüelles (Yoyita) fundadora del Icaic, que ha trabajado como editora y directora de relevantes largometrajes y documentales cubanos. Desde el rescate de su trayectoria y memorias se tributa a la reconstrucción del quehacer del Icaic, institución insigne del cine y el audiovisual cubano.

    La sección “Arsenal” comparte a los lectores documentos de interés histórico. La solicitud por parte de las entidades dedicadas a la distribución/exhibición de cine de la autorización para la puesta en pantalla de los filmes en los cines del país. Documento que se dirigía a la Comisión Revisora Cinematográfica, adscrita al Ministerio de Gobernación de la República. Constituyen un testimonio documental inédito de los procesos legales vinculados a la cinematografía antes de 1959.

  • Música y danza en las ciencias sociales
    Núm. 26 (2020)

    PICOTA / Editorial

    El número 26 de la Revista Perfiles de la Cultura Cubana centra su atención fundamentalmente en temas de la música y la danza, los cuales en las últimas décadas han alcanzado notable relevancia en el ámbito de las ciencias sociales. Dicho posicionamiento ha conducido a un permanente diálogo con otras disciplinas. La transversalización entre la sociología, la antropología, la historia y la musicología denotan la necesidad de pensar la música como una herramienta de lo social, que posibilita el análisis de las más disimiles problemáticas existentes en los diversos escenarios.

    En la sección “Oficiosse presenta el dossier «Música y danza en las ciencias sociales», que nace del interés en abordar las prácticas musicales y coreográficas populares contemporáneas, cuyos entrecruces, plasticidad, inventividad y movilidad retan a los investigadores en ciencias sociales, obligándolos a cuestionar variadas definiciones y categorías. De esta forma, el dossier se enmarca a la vez en un enfoque analítico y etnográfico, tratando de evidenciar formas de hacer, pensar y sentir la música y la danza tanto desde la perspectiva de los investigadores como de la de los artistas y promotores culturales involucrados en estas prácticas.

    Hablar de músicas y bailes «populares» no resulta tan evidente, puesto que los límites de esta noción suelen ser muy flexibles según los contextos nacionales, como se podrá evidenciar aquí con los ejemplos franceses, egipcios y cubanos. Además, cualquiera que sea el estilo musical o dancístico, encontramos por parte de los profesionales y los consumidores un intento común de clasificar y jerarquizar los repertorios. Los juicios estéticos oponen entre sí la pureza de ciertas formas musicales y el empobrecimiento de sus reinterpretaciones, o desvalorizan su codificación y comercialización. Estos debates taxonómicos se inscriben inevitablemente en lógicas de mercado e implicaciones políticas en el sentido más amplio de la palabra.

    El estudio de los juicios estéticos permite medir las implicaciones identitarias, políticas y económicas de la cuales las categorizaciones musicales son el soporte. Los artículos encontrados aquí tratan de profundizar en la cuestión de la heterogeneidad de los usos de dichas categorizaciones, tomando en cuenta las ambivalencias y/o paradojas producidas, los principios que fundan los gustos del público y de los propios artistas, las divisiones (sociales, «étnicas», «raciales»…) que recubren, las divergencias de interpretación, las reprobaciones de

    En la sección “Oficiosse presenta el dossier «Música y danza en las ciencias sociales», que nace del interés en abordar las prácticas musicales y coreográficas populares contemporáneas, cuyos entrecruces, plasticidad, inventividad y movilidad retan a los investigadores en ciencias sociales, obligándolos a cuestionar variadas definiciones y categorías. De esta forma, el dossier se enmarca a la vez en un enfoque analítico y etnográfico, tratando de evidenciar formas de hacer, pensar y sentir la música y la danza tanto desde la perspectiva de los investigadores como de la de los artistas y promotores culturales involucrados en estas prácticas.

    Hablar de músicas y bailes «populares» no resulta tan evidente, puesto que los límites de esta noción suelen ser muy flexibles según los contextos nacionales, como se podrá evidenciar aquí con los ejemplos franceses, egipcios y cubanos. Además, cualquiera que sea el estilo musical o dancístico, encontramos por parte de los profesionales y los consumidores un intento común de clasificar y jerarquizar los repertorios. Los juicios estéticos oponen entre sí la pureza de ciertas formas musicales y el empobrecimiento de sus reinterpretaciones, o desvalorizan su codificación y comercialización. Estos debates taxonómicos se inscriben inevitablemente en lógicas de mercado e implicaciones políticas en el sentido más amplio de la palabra.

    El estudio de los juicios estéticos permite medir las implicaciones identitarias, políticas y económicas de la cuales las categorizaciones musicales son el soporte. Los artículos encontrados aquí tratan de profundizar en la cuestión de la heterogeneidad de los usos de dichas categorizaciones, tomando en cuenta las ambivalencias y/o paradojas producidas, los principios que fundan los gustos del público y de los propios artistas, las divisiones (sociales, «étnicas», «raciales»…) que recubren, las divergencias de interpretación, las reprobaciones de 

    actitudes o de gustos que suscitan o los procesos de legitimación elaborados.

    El dossier comienza con el texto de Christophe Apprill, que parte precisamente de la falsa aplicación del término «popular» a la práctica contemporánea del tango argentino en Francia. Demuestra la manera en que tanto la forma del baile como la cultura asociada son objetos de definiciones constantes en términos de estilo, de autenticidad, de renovación y hasta de rivalidades nacionales. Más allá de la historia mítica, el artículo cuestiona el estatuto de la danza misma (como objeto «ilegítimo») en las ciencias sociales francesas.

    El trabajo de Bárbara Balbuena Gutiérrez reflexiona acerca del origen y evolución del estatuto de la rumba como uno de los géneros músico- danzarios hoy en día más representativos del patrimonio cultural cubano. Asimismo realiza una caracterización de los estilos fundamentales que se conservan vigentes o no en nuestro país: el Yambú, el Guaguancó, la Columbia, las Rumbas miméticas y la Rumba teatral.

    La perspectiva histórica para analizar el cambio de estatuto de los géneros es también la privilegiada por Anne Decoret, la cual nos explica la manera en que los públicos europeos, cegados por el imaginario orientalista, aprehendieron a partir de finales del siglo XIX espectáculos de danzas provenientes de culturas exóticas, sin ver que los artistas presentaban formas de baile adaptadas al formato escénico occidental e inspiradas, en cierta medida, en la danza teatral europea. Por lo tanto, en su gran mayoría estos bailes no eran «auténticos bailes tradicionales», sino el resultado de procesos culturales y artísticos que cursan en estas distintas culturas.

    La distinción generalmente establecida entre las músicas y las danzas de las élites y las populares implica necesariamente una jerarquización, 

    o por lo menos un proceso de exclusión estética, una percepción fragmentada y fragmentaria que no toma en cuenta los puentes, los préstamos y los entrecruces entre estilos musicales y coreográficos, todos polisémicos, multiformes, y cuyos criterios distintivos se vuelven borrosos cada vez que se intenta definirlos de manera estricta. El antagonismo supuesto entre masa y élite no resiste a la aspiración de numerosos intérpretes de músicas y bailes populares que, a pesar de definirse en oposición a una cultura dominante considerada como discriminante, aspiran a una legitimidad cultural y obran para obtenerla.

    El texto de Nicolas Puig nos recuerda que los propios artistas pueden desempeñar papeles que van más allá del de compositor e intérprete en una «cadena musical». Nos describe la práctica de los awalîm, término egipcio que designa de manera peyorativa el medio de los músicos y de las bailarinas «populares» en el Cairo, analizando su papel de «pasadores de mundo», en contacto con públicos múltiples y testigos privilegiados de la diversidad de los contextos urbanos.

    Elías Aseff, desde el punto de vista peculiar de un promotor cultural en el Callejón de Hamel, analiza por su parte el papel de los guías informales, de los artistas, de los profesores de baile y de percusión y de los investigadores del tema afrocubano sobre la evolución de la rumba. Mediante sabrosas anécdotas, nos muestra de qué manera las distintas calificaciones pueden concentrarse en un mismo personaje o abarcar a varios de ellos en un continuum o «cadena de profesionales al servicio del mundo espiritual cubano», quienes se dedican todos a orientar al apasionado visitante extranjero en el aprendizaje de esta danza.

    El trabajo de Rosilín Bayona muestra que la música también constituye y refleja una legitimación para (de)construir imaginarios en torno a la racialidad empleando para ello letras de canciones. Su análisis se sitúa 

    en un contexto de época en el que, a pesar de que no se alude a diferencias raciales su presencia se hace visible en nuestra sociedad.

    Finalmente, los ensayos de Joanna Castilllo Wilson y Noel Bonilla- Chongo nos proponen enfoques teóricos renovados. La primera analiza el tratamiento de la música popular por parte de diversas disciplinas como la musicología y la sociología de la música, valorando el posicionamiento de los autores y la necesidad de complementar los enfoques en aras de lograr una metodología más compleja e integradora. El segundo propone indagar en la teoría de la danza desde la perspectiva de los estudios danzológicos.

    Otros trabajos completan la sección “Oficios”. Saúl Millan explora los vínculos entre la intolerancia y el monoteísmo, entendidos como dos movimientos semejantes que establecen una relación singular con la alteridad. Alicia de la C. Martínez, Juan C. Osorio y Elpidio Expósito focalizan en los estudios de públicos desde una institución cultural: el museo. Ofrecen un encuadre conceptual para indicar los actuales enfoques y perspectivas válidos para este tipo de indagación. Por último, Luis Robledo Robledo propone un recorrido histórico como fundamento de la Teoría de las Representaciones Sociales. Estas suponen un corpus ontológico complejo, donde convergen la teoría del conocimiento, la gnoseología, la epistemología o la teoría crítica, y que conduce al problema de la conciencia y/o la ideología, ambas erigidas bajo la suspicacia de una falsa realidad.

    Se ubica en la sección “Lamparilla” la reseña «Un libro abarcador sobre el tema de la música cubana» de la autora Rosilín Bayona. La cual tributa al volumen Música e identidad. Impronta de la música en la identidad y sicología social del cubano, Colección Sur (ensayo), La Habana, 2008, de la autoría de Oscar Oramas. El texto muestra un ambicioso panorama, pues parte de una aproximación de carácter histórico sobre la génesis de nuestra cultura musical, desde los 

    momentos fundacionales de la conquista y la colonización, abordando los componentes étnicos y el mestizaje operado en nuestras canciones (con la notable impronta africana), hasta la resultante de una sonoridad ecléctica y diversa.

    La sección “Inquisidor” incluye la entrevista de Helio Orovio. Esta nos recuerda un aspecto poco estudiado y difundido del espectro de este género musical y coreográfico complejo: el de su desenvolvimiento en circos ambulantes, cabarets, teatros y posteriormente en el cine y la televisión. La rumba originaria dio pie a transformaciones y estilizaciones que vieron surgir famosas parejas y solistas, tanto femeninos como masculinos. Este camino llevó al desarrollo de orquestaciones elaboradas que tuvieron su sede en el cine mexicano y norteamericano o en los salones de baile de América y Europa, y que influyeron en posteriores géneros y estilos ya globalizados, como el de la «Rumba de salón».

    En la sección “Arsenal” se presenta el documento inédito que constituye la autobiografía de Leandro Moré, percusionista autodidacta que narra su recorrido musical desde las calles de su barrio habanero hasta las giras de orquestas famosas como la de Pello el Afrokan o de Tata Güines. Nos hace sentir «desde adentro» cómo se construye una carrera musical a lo largo de una vida que se entrama con la historia de Cuba, y cómo, siguiendo el hilo de un ritmo, se vive un compromiso con la patria, su gente tan diversa, sus múltiples mundos interiores. Raras veces se leen en publicaciones científicas historias de vida realmente escritas por artistas oriundos de medios populares: esa tarea es generalmente delegada a personalidades académicas que fungen como biógrafos autorizados, intermediarios de cultura que tienden a limar espontaneidades poco compatibles con el estilo de este género textual. Aquí se respetó el estilo del autor para conservar su valor de testimonio etnográfico.

  • Cultura y desigualdades: miradas teóricas-metodológicas
    Núm. 25 (2019)

    PICOTA / Editorial

    La temática de las desigualdades constituye hoy una problemática global que cobra vital importancia en las agendas investigativas de las Ciencias Sociales. América Latina y el Caribe tiene la característica de ser la región más desigual del orbe donde se (re)produce y actualiza este triste flagelo de múltiples dimensiones: económica, social, cultural, territorial, generacional y en el ámbito de las tecnologías, por solo mencionar ejemplos.

    El dossier que presentamos a los lectores es fruto de la realización de la tercera edición del taller Cultura y desigualdades. Aspectos teórico- metodológicos para el estudio de las desigualdades sociales, que tuvo su sede en el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello en el mes de diciembre de 2018. Nuestra institución tiene como misión fundamental contribuir al desarrollo de la política cultural del país llevando a cabo  investigaciones sobre los procesos socioculturales fundamentales que dicho desarrollo demanda, mediante el incentivo de prácticas innovadoras y con vocación ética de hacer útil y público el conocimiento que se produce. En este sentido, se ha propiciado un ambiente favorable para la reflexión crítica en torno a problemas relevantes de la cultura cubana y latinoamericana.

    En una sociedad como la nuestra, cultura y nación son procesos inseparables de permanente construcción que acunan fenómenos sociales de amplio diapasón e interés investigativo. Tal razón permite remitirnos a una esencia valiosa que guía nuestro quehacer y por qué no, el de los cientistas sociales de América Latina y el Caribe, y es que no podemos concebir procesos de desarrollo ajenos a las personas, a sus sentimientos, actitudes, valores, prácticas cotidianas, identidades; como tampoco podemos generar procesos de transformación social sin que necesariamente ocurran transformaciones en las subjetividades individuales y sociales. Justamente, una arista que responde a tal planteamiento y que constituyó eje central del encuentro fue la dimensión cultural de las desigualdades sociales y su relevancia en las pesquisas, en la toma de decisiones y en el trabajo sociocultural.

    Nuestro dossier constituye un acercamiento a estudios desarrollados en el ámbito cubano e internacional con la finalidad de esbozar propuestas que desde perspectivas teórico-metodológicas analizan el fenómeno de las desigualdades desde una visión aportadora que imbrica diversos ejes analíticos del tema en cuestión, en pos de trabajar en su prevención y cómo erradicarlas.

  • Juegos y juguetes, una mirada interdisciplinar
    Núm. 24 (2018)

    Editorial / Picota

    El número 24 de la revista Perfiles de la Cultura Cubana centra su atención en el abordaje del juego como fenómeno cultural, tema central del dossier «Juegos y juguetes, una mirada interdisciplinar», compilado por la investigadora Raymalú Morales Mejías. Inicia la publicación una introducción a la temática, a partir del análisis de los conceptos o (in)definiciones sobre el juego como fenómeno antropológico, que Rodrigo Espina propone como notas, o ítems a considerar, para la construcción de lo que él denomina «agenda» teórica sobre el tratamiento del concepto de juego.

    Caridad Santos invita a conocer, recordar y jugar algunos de los numerosos juegos infantiles tradicionales cubanos, acopiados en el volumen Cuando de jugar se trata, juegos infantiles (2000), realizado de conjunto con la investigadora Sonia Correa Cajigal. Para esta entrega, la autora ofrece una caracterización de estos juegos de acuerdo con sus diversos ordenamientos, clasificaciones y motivación, y subraya el surgimiento de nuevas variantes.

    Un equipo del Departamento de Registro y Control Sanitario del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (INHEM), las doctoras Maritza T. Suárez Pita, Caridad Cumbá Abreu y Belkis Echemendía Tocabens, abordan el proceso de registro sanitario de los juguetes en Cuba, los procedimientos, requisitos, el marco legal y las implicaciones de este servicio científico técnico de evaluación del posible riesgo para la salud que representa el uso de juguetes por los niños y las niñas.

    Raymalú Morales ofrece una herramienta tipológica, de clasificación y organización para el estudio de juguetes artesanales cubanos, válida para el desarrollo de otras investigaciones que aborden esta temática.

    Las especialistas de la Escuela Nacional de Salud (ENSAP) Noralydis Rodríguez Washington, Anabel Lozano Lefrán, Yoanna Martínez Boloña, Tania del Pino Mas y Julia Maricela Torres Esperón, conscientes de que la construcción social del género se desarrolla desde edades tempranas, proponen el análisis de un producto educativo diseñado en formato multimedia, con contenidos lúdicos.

    Atinado cierre para este dossier es el artículo del profesor Jorge Fiallo, una demostración de la necesidad de tomar en serio el juego y los juguetes, que no limita a su enunciado, desde la música y las artes escénicas, sino que va a la propuesta de la confección de juguetes artesanales o industriales.

    Completan la sección Oficios otros artículos fuera de dossier. Venegas Fornias analiza el papel de los asentamientos indígenas originarios de las Antillas y las reducciones posteriores introducidas por los españoles en el devenir del urbanismo hispanoamericano y cubano. Drake expone el proceso comunicativo en clave de proceso de producción cultural y ofrece una ruta teórica, referencial y metodológica para el estudio de la televisión local. Márquez nos acerca al fenómeno del reguetón como objeto de representación social en jóvenes consumidores de esta música, enfocándose en los significados que le dan a esta práctica cultural. Por último, Alfonso ofrece un aparte dentro de la biografía (en preparación) de Fructuoso Rodríguez, referido al primer Festival Universitario de Arte (1954) como respuesta creadora a la pretendida Bienal de Arte Hispanoamericano auspiciada por la dictadura de Fulgencio Batista y patrocinada por la embajada de Francisco Franco en Cuba.

    La sección Arsenal incluye un fragmento del Diccionario provincial de vozes (sic) cubanas, de Esteban Pichardo Tapia, publicado en 1836. Este incluye una gran variedad de términos y diversidad de temas, y con respecto a los juegos se detiene en la descripción de casi un centenar practicados tanto por adultos como por infantes. En su trabajo la investigadora Caridad Santos expone el concepto y descripción del Cometon, una valiosa definición que aparece en el mencionado diccionario.

    La sección Lamparilla incluye la reseña de las investigadoras Morales Mejías y Nancy Rial Blanco sobre el taller vivencial de juegos, psicodrama y creatividad celebrado en el Icic Juan Marinello, con el objetivo de crear un espacio de intercambio grupal desde la metodología psicodramática a través de los juegos, y explorar la esencia y las potencialidades del psicodrama.

    En la sección Inquisidor se presenta una entrevista a la doctora Ana Vera Estrada realizada por la periodista Claudia Alemañy y el licenciado en Comunicación Rubén Padrón sobre la cátedra de Oralidad del Icic Juan Marinello, con más de quince años de existencia. Su presidenta relata el devenir de esta, desde la aparición de los primeros trabajos sobre literatura oral que se hicieron para el atlas etnográfico de Cuba hasta la actualidad. A partir de la defensa de la oralidad como herramienta fundamental de investigación y ámbito de interpretación de los fenómenos culturales, destaca los principales desafíos que enfrenta la cátedra.